Autor: Equipo Técnico Desab

Las tecnologías de la información y la comunicación llegaron para quedarse y transformarlo todo,  hasta el fútbol. 

El VAR (Video Assistant Referee) o asistente de video al árbitro está compuesto por cámaras que captan los movimientos de la pelota y del cuerpo de los jugadores  con el objetivo  de ayudar al árbitro a prevenir errores. 

Hoy se debate la eficacia de la implementación de esta tecnología, los errores de interpretación y el aniquilamiento al folklore del fútbol.   

Desde hace un tiempo hasta aquí, con el desarrollo y la disrupción tecnológica, se comenzó a hablar de  una nueva época y de un cambio de paradigma, en tanto impacta y modifica nuestra manera de relacionarnos con el entorno:

Se transformaron la forma en que se construye y difunde el conocimiento. En internet tenemos acceso a información en forma instantánea,  a publicaciones de papers científicos, notas de difusión, entre otros. 

Las categorías de tiempo y espacio también están siendo trastocadas: hoy podemos comunicarnos y vernos con personas que están a km de distancia. 

¿Y en el campo, qué pasa con las tecnologías?

El campo está asociado con distintas tecnologías desde su inicio mismo, comenzando con la invención de herramientas específicas para trabajar la tierra y la selección genética de mejores genotipos, hasta el uso de drones en la actualidad. Nuestro sector está atravesado por la innovación tecnológica, constituyéndose en un factor clave para la multiplicación de rindes y aporte de calidad a la producción mundial de alimentos.

Si hacemos un recorrido más actual, tenemos hitos claves como la revolución verde en los años 70, marcada  por la aparición  de variedades de alto rendimiento, el uso intensivo de fertilizantes y fitosanitarios. En segundo término, la denominada revolución biotecnológica, en la que destacó la introducción de organismos genéticamente modificados, volviendo a patear el tablero con un impacto a priori impensado en el sector y hasta en la economía de nuestro país.

Hoy la transformación digital de nuestros procesos productivos parece no tener techo. Ya no es raro escuchar a un productor hablar de distintas capas de datos, monitores de rendimiento o aplicación variable de fitosanitarios, escuchar en el campo el vuelo de un dron, gestionar un establecimiento desde una computadora a kilómetros de distancia.  Conceptos como Big Data o Agtech empiezan a escucharse cada vez con más fuerza, y ver en una expo un robot que controla malezas, ya no es ciencia ficción sino realidad.

El escenario actual nos desafía y pone a nuestro servicio múltiples herramientas, y el trabajo colaborativo entre todos los jugadores del sector es el vehiculizador clave para aprovechar la potencia tecnológica disponible. 

Prepararnos para lo que viene – y ya vino – es imprescindible. Entender que somos parte de una red parece ser la clave. Un mundo hipercomunicado y con gran disponibilidad de herramientas no es el escenario donde la experiencia nos de tranquilidad. La  flexibilidad y la adaptación pasaron a tener un valor fundamental, y, si a eso le sumamos la experiencia y trabajo colaborativo tendremos más posibilidades de éxito.